A diferencia de cómo fue concebida por su inspirador, premio Nobel de Economía, la planteada por la UE y que ahora tiene intención de implantar España focaliza la presión fiscal en las compras de activos bursátiles, sin entrar en las inversiones de alto riesgo
El impuesto a las transacciones financieras, conocido comúnmente como tasa Tobin por el economista que lo inspiró, y que previsiblemente adoptará nuestro país en línea con lo planteado por la Unión Europea, no contribuirá de manera enérgica a luchar contra la especulación que fomentan productos de alto riesgo como los derivados, los estructurados o los swaps.
Inspirada por el economista norteamericano y premio Nobel de Economía, James Tobin en 1971, en su planteamiento original proponía gravar las operaciones de alto riesgo en divisas y otros productos complejos que, de forma descontrolada y altamente especulativa, podían llegar a desestabilizar economías nacionales.
Esta tasa recuperó protagonismo en los años 90 cuando el movimiento antiglobalización propuso su aplicación y, posteriormente, a raíz de la crisis financiera que comienza en 2008. Es por ello que Francia y Alemania, conscientes de que una alta especulación en productos financieros complejos puede llevarnos a otra crisis financiera, lidera su aplicación en Europa. Al acuerdo se han sumado un total de 10 países entre los que está España pero también Alemania, Francia, Bélgica, Eslovenia, Eslovaquia, Grecia, Italia, Portugal y Austria.
Sin embargo, la tasa que ahora se quiere aplicar tanto en España como en el resto de países que han llegado al acuerdo, nada tiene que ver con el espíritu original de la misma. Austria, de hecho, ha abandonado el grupo por considerar que queda muy lejos del objetivo de frenar la especulación que inspiró su aplicación.
Podemos concluir, por tanto, que el impuesto sobre transacciones financieras que aprobó el Ejecutivo en consejo de Ministros ayer gravará las operaciones en Bolsa, afectando a los inversores cualquiera que sea el tamaño de su inversión, pero difícilmente limitará la especulación y los grandes movimientos de capital a nivel global.
Se tratará de un impuesto indirecto sobre las operaciones que afecten a sociedades cotizadas con capitalización bursátil por encima de los mil millones de euros, según ha expuesto el Gobierno por acuerdo de Consejo de Ministros. El sujeto pasivo es el intermediario financiero pero es obvio que los bancos e intermediarios financieros repercutirán a los clientes finales el sobrecoste de estas operaciones que genere a las entidades e intermediarios financieros.
Es muy probable que los intermediarios financieros trasladen a los inversores esta tasa en forma de subida de comisiones cuando compren o vendan acciones. Y aquí tenemos a grandes inversores pero también pequeños ahorradores que invierten su dinero en Bolsa.