Nos sumamos a una petición para situar las medidas económicas de la emergencia climática en la agenda del nuevo jefe de la supervisión bancaria
José Luis Escrivá, nuevo gobernador del Banco de España, debe apoyar una política monetaria y prudencial que responda al reto de la transición verde. Así lo pedimos una serie organizaciones de vocación social y medioambiental, y asociaciones de consumidores, que representamos a la sociedad civil, en una carta dirigida hoy mismo, coincidiendo con su nombramiento.
Hay múltiples formas de alcanzar los objetivos de estabilidad de precios y estabilidad financiera y el Banco Central Europeo debe elegir la forma que mejor se alinee con los objetivos de una transición justa. Ahora, Escrivá tiene una ocasión perfecta para alinearse con estas prioridades, presentarlas y apoyarlas en la ejecutiva del BCE, ya que el BCE supervisará los planes de transición de la banca hacia la descarbonización.
Y es que, de acuerdo al plan de finanzas sostenibles de la Unión Europea, pronto sea obligatorio para las grandes empresas definir su hoja de ruta hacia la descarbonización de sus actividades. Tras años informando de sus actividades ASG, la banca sigue financiando prácticamente lo mismo, sin dejar de lado las industrias intensivas en combustibles fósiles ni financiar en mayor medida las inversiones sostenibles.
En este sentido, sabemos que los modelos macroeconómicos que están utilizando los bancos centrales están infravalorando de manera sistemática el impacto de los riesgos climáticos. Ante esta situación es mejor una austeridad de carbono preventiva que nos mantenga alejados de los puntos de inflexión climáticos, que pueden ser irreversibles.
Además, los planes de transición de la banca no pueden quedarse en financiar actividades que ya nacen sostenibles, tienen que apuntar también a financiar la transición. Por ejemplo, en el sector de la edificación, no basta con financiar solo las viviendas nuevas que tienen etiqueta energética A y que son una minoría, es necesario financiar la rehabilitación del 80% de las viviendas más ineficientes, para que lo insostenible hoy sea sostenible mañana, en línea con el consejo de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) sobre la regulación de la etiqueta de crédito verde.
Una financiación para la transición mucho más asequible es posible. Los bancos centrales tienen la capacidad de poner en marcha un tipo de interés verde que sea más bajo que el tipo de interés convencional, incluso del 0%, pero sólo aplicable a inversiones sostenibles. Esta es una medida perfectamente viable, que se puede poner en marcha con instrumentos que ya se han usado en el pasado, que funcionaron muy bien para salir de la deflación que teníamos hace unos años, y permitiría que se alcanzara el umbral de rentabilidad de muchas más inversiones necesarias para la transición.