ASUFIN defiende que el euro digital no suponga la eliminación del dinero efectivo
Señala en una consulta del BCE que debe priorizarse la privacidad y la protección de datos personales y la posibilidad de utilizarse sin conexión a Internet
ASUFIN ha trasladado al Banco Central Europeo, en una consulta que finalizó el 12 de enero sobre los trabajos para implementar un euro digital, que éste “no puede convertirse en una inversión, sino en un medio de pago, tal y como es ahora mismo el dinero en efectivo; de esta forma, se consigue mantener en circulación tanto los euros analógicos como los digitales”. A juicio de la asociación, el desplazamiento de grandes volúmenes de dinero de bancos comerciales a euros digitales puede suponer un riesgo y en este sentido “el BCE debe ser el único capaz de emitir y/o destruir euros digitales para evitar que ningún intermediario pueda poner en riesgo la estabilidad de la moneda”. Unas 8.000 organizaciones, expertos y ciudadanos han participado en la consulta, según ha comunicado el BCE, que publicará los resultados en primavera.
ASUFIN ha enfatizado que el euro digital no puede convertirse en una alternativa al efectivo y en ningún caso un sustituto, lo que va en línea del propio posicionamiento del regulador europeo. Las prioridades a la hora de diseñar la moneda digital han de pasar por la accesibilidad, la privacidad y la seguridad, seguidos de la inmediatez de las operaciones y las facilidades de uso.
Otro tema que ASUFIN, como asociación de consumidores, pone encima de la mesa es el coste que el desarrollo de la moneda digital pueda comportar. Si bien el BCE ha insistido en que la emisión no tendrá costes, el desarrollo de aplicaciones (apps) para facilitar su uso sí puede tenerlos: “Hay que fomentar la competencia para que los consumidores puedan acceder a herramientas accesibles y de costes razonables”, razona en el documento.
Todo ello, sin olvidar el riesgo de la exclusión financiera: “Si bien España es un país altamente bancarizado, la introducción de la moneda digital no puede ahondar en la exclusión financiera, es decir, debe ser de fácil acceso y no puede suponer la obligación de tener una cuenta bancaria. Es por ello que, a pesar que el BCE ha manifestado que no tiene capacidad para gestionar millones de cuentas bancarias de los ciudadanos europeos, en ASUFIN apoyamos la idea de que los ciudadanos puedan tener una cuenta directamente en el BCE, sin intermediarios”, señala el documento.
Privacidad y anti-blanqueo
El desarrollo de un euro digital debe ser exquisito con la privacidad y la protección de los datos personales, pero no es una cuestión fácil puesto que desde el BCE todavía no se ha definido si la moneda digital sería una solución basada en cuenta (account-based) o un instrumento al portador (bearer instrument) tal y como es ahora mismo el efectivo (cash).
“Desde ASUFIN priorizamos la privacidad y los datos personales y por ello una solución más cercana a lo que actualmente entendemos como dinero efectivo (cash) sin que ello suponga una limitación en las funcionalidades, para lo que será necesario abrir una cuenta: wallet digital o similar. Es necesario que las instituciones trabajen para ayudar a los ciudadanos implementando programas que faciliten el manejo de los monederos digitales (wallets) en su móvil”.
Así mismo, dependerá de la tecnología en la que se desarrolle la moneda digital para poder garantizar la privacidad de los consumidores: “Si se utiliza Blockchain, debe garantizarse que el intermediario no puede acceder a datos privados en un sistema plenamente compatible con la normativa anti-blanqueo”.
El Euro Digital -ahonda el documento- debería desarrollarse en un entorno que garantice la privacidad de sus usuarios y, al mismo tiempo, ser compatible con la normativa de blanqueo de capitales y la lucha contra la financiación del terrorismo y la evasión fiscal. Para ello, solo se deben requerir los datos imprescindibles para cumplir con la normativa y restringir el acceso a datos personales que no son relevantes para la transacción en concreto, esto es mantener la privacidad (anonimato) de las transacciones.
Con relación a su extensión a otros países, ASUFIN señala que “en principio, si estamos ante una moneda de curso legal similar al efectivo, debería limitarse a la zona euro. Sin embargo, en un mundo cada vez más digitalizado y globalizado, es realmente complicado limitar este uso. Además, cada vez habrá más monedas digitales en curso y el euro debe ser capaz de competir con ellas y facilitar a los europeos su uso global”.