El 30% de los españoles tiene intención de pedir un préstamo, movidos por la necesidad y la refinanciación
El precio de los préstamos se ha encarecido, la media de préstamos a corto plazo es del 10,43%, un 0,97% que el 9,46% de hace un año, y de un 10,06% en el corto plazo, un 0,53% más que el 9,53% del año 2021.
Casi uno de cada tres españoles (el 29,30%) señala que tiene intención de pedir un préstamo, según el dato extraído del IV Barómetro de préstamos al consumo de ASUFIN. Se trata del máximo registrado desde el mes de junio de 2020, cuando ASUFIN publicó su I Barómetro y registró un 14,20%.
Detrás de este porcentaje, se encuentran básicamente los préstamos para necesidades financieras, principalmente la necesidad de dinero, que ya supera uno de cada cuatro préstamos, 26,90%, un 4,20% más que el 22,70% del año 2021. Si se suma a refinanciar deudas, un 16,20% (un 0,80% más que el 15,40% registrado en 2021) ambas circunstancias están detrás de más de cuatro de cada diez del total de los propósitos para pedir un préstamo, un 43,10%.
El precio de los préstamos se ha incrementado. La media de préstamos a corto plazo es del 10,43%, un 0,97% que el 9,46% de hace un año, y de un 10,06% en el corto plazo, un 0,53% más que el 9,53% del año 2021.
Por otra parte, constatamos hechos diferenciales con respecto a la UE. A diferencia de lo que ocurre en el ámbito europeo, los préstamos a corto plazo en España son más caros en España que los préstamos a largo plazo. Si en España la media de los préstamos a corto plazo es de un 10,43% y la de largo plazo un 10,06%, un 0,37% menos en esta última, en la Unión Europea es del 4,82% en el corto plazo y de un 5,74%, un 0,92% más caros en el largo.
Lo más llamativo, con todo, es la enorme brecha de tipos que además se va ampliando. En el corto plazo, ya los préstamos españoles son más del doble, un 10,43% frente al 4,82%, un 5,61% más en España. Y en el largo plazo, aunque el diferencial sube es menor, un 10,06% en España en la zona euro es del 5,74%, un 4,32% más en España.
El Barómetro de ASUFIN pone de evidencia que “si los meses de mayo y junio han sido tradicionalmente los que registran un mayor número de peticiones de préstamo, incluso por encima de la Navidad, este año el sector se enfrenta a una coyuntura distinta y más compleja”. Y es que “el entorno de encarecimiento de tipos de interés e inflación afecta directa e indirectamente al sector de los préstamos. Lo hace directamente al trasladar dicha subida de tipos a los productos y se nota, especialmente, en los préstamos a corto plazo (menos de cinco años). Pero la inflación también influye de forma importante en el comportamiento de los consumidores”.
En otras circunstancias, el optimismo del consumidor de cara a un verano marcado por una mayor normalidad, tras la pandemia, aceleraría las decisiones de consumo. Pero este año, la incertidumbre frena muchas de ellas.
La respuesta en esta situación es doble. Por un lado, se puede producir un cambio en la intención de pedir un préstamo. Una parte de los consumidores puede dejar de solicitarlo, posponiendo decisiones de gasto, compra de coche o reforma, por ejemplo, por miedo. Otro grupo importante puede actuar de forma contraria, pidiendo financiación para solventar una situación de necesidad de dinero.