Comprar eco cuesta el doble: la cesta alcanza los 280€ frente a los 140€ de la convencional

Nuestro estudio analiza más de un centenar de productos de las cinco principales cadenas de distribución

Comprar productos sostenibles, que cumplan con la normativa y exhiban el sello que lo acredite, un objetivo perseguido por autoridades y memorándums de todo tipo, incluida la propia Agenda 20/30, le sale mucho más caro al consumidor, hasta el doble. El estudio El verdadero coste del consumo sostenible, que presentamos hoy, tasa una cesta eco tipo en 280 euros frente a su homóloga convencional, que desciende a 140 euros.

Analizamos hasta 109 productos ecológicos, con sus pares correspondientes no ecológicos, buscando siempre la relación más homogénea para poder comparar los resultados cuantitativamente y observamos diferencias que van desde el 315% o el 290% en las galletas de avena (5,47€ las bio, frente a 1,32€ las convencionales) o pan de molde (3,99€ el bio, frente a 1,02€, el convencional), hasta una menor brecha, del 30% en el aceite de oliva (11,75€ el ecológico, frente a 8,99€ el convencional) o un 27% en los filetes de ternera (18,83€ el eco, frente 14,79€).

El estudio agrupa por categorías para determinar en qué nos gastamos más. Las mayores diferencias se encuentran en el grupo de las legumbres, con precios eco hasta un 217% más caro que los convencionales, así como en el caso de los cereales, productos de desayuno, pastas y carnes. Por otro lado, la menor disparidad de precios se encuentra en las conservas de pescado, que alcanzan un 42%, en la leche, con un 38% y el ya mencionado aceite de oliva.

Por enseñas, y sin que la comparación sea del todo ajustada, dado que la gama de productos eco que ofrece cada una de ellas es dispar, el estudio señala que el mayor sobreprecio en eco corresponde a Carrefour, seguida de Alcampo, Aldi, El Corte Inglés y finalmente Lidl.

Para orientar al consumidor por el proceloso mundo de la sostenibilidad, el estudio incorpora algunas claves que dificultan que tengamos una gama adecuada y competitiva de producto bio en los lineales de los supermercados, como son la inflación, la reduflación o inflación invisible, la percepción errónea de no apostar por productos que consideramos de lujo, la falta de tiempo y la preocupación por la salud, que nos hace caer en reclamos erróneos.

En concreto, y con relación a la percepción, es importante destacar la asunción de reclamos engañosos y prácticas de greenwashing generalizadas, que puede desincentivar el deseo de un consumo más sostenible. Lo cierto es que la proliferación de sellos, certificaciones, etc., así como el riesgo de publicidad engañosa, requieren de un esfuerzo adicional para poder dirigir bien nuestras elecciones hacia una cesta más sostenible.

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