El CCU alerta sobre el aumento del ciberfraude y la responsabilidad de los bancos

Cada vez más consumidores caen en trampas digitales. El consejo de Consumidores y Usuarios (CCU) pide a los bancos que tomen acciones.

El CCU, órgano al que pertenece ASUFIN, ha pedido a las entidades bancarias y a las empresas de telecomunicaciones que refuercen sus sistemas de seguridad en las transacciones online. Los ciberdelincuentes están empleando técnicas de ingeniería social cada vez más complejas, lo que hace que los mecanismos actuales de detención de fraude no sean suficientes.

El Consejo también ha solicitado al Banco de España que se haga responsable de garantizar que las entidades financieras cumplan con la normativa que obliga a devolver el dinero robado, a menos que puedan demostrar que el consumidor actuó con mala fe o incurrió en negligencia grave. Esta obligación está recogida en el Real Decreto-ley 19/2018. El CCU considera que cuando los bancos se niegan a devolver el dinero, están incurriendo en una mala práctica, y los supervisores deben intervenir.

El Consejo también ha destacado que, en muchas ocasiones, las entidades bancarias no toman medidas adecuadas para devolver el dinero defraudado, y tienden a culpar al consumidor de negligente. Sin embargo, muchas veces son sus propios sistemas los que han sido hackeados. En este sentido, el CCU advierte que los bancos no deberían forzar a los clientes a llevar el caso a los tribunales, ya que, en la mayoría de los casos, las sentencias judiciales dan la razón a los usuarios y obligan a los bancos a devolver el dinero y los intereses.

Además, el CCU ha instado a las entidades bancarias a que exijan a las empresas de telecomunicaciones una mejora de sus sistemas de seguridad. En un entorno digital cada vez más interconectado, una colaboración efectiva entre bancos y operadores de telecomunicaciones es crucial para detectar y prevenir brechas de seguridad.

El CCU también ha recordado que, debido al modelo de negocio actual de la banca, muchos consumidores se ven obligados a utilizar la banca electrónica, bien por la falta de oficinas físicas cerca de sus domicilios, bien porque ciertas operaciones solo se pueden hacer online. Esta dependencia de la banca digital ha abierto la puerta a nuevos tipos de fraudes, como la captura de datos personales a través de correos electrónicos fraudulentos, llamadas telefónicas o mensajes instantáneos con enlaces maliciosos.

Por todo ello, el CCU ha señalado que los fallos en los sistemas de seguridad de las aplicaciones bancarias deben ser una prioridad para las entidades financieras, ya que la confianza de los consumidores depende de la protección efectiva de sus datos y dinero.

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