Reconstruir o recibir la indemnización, el dilema al que se enfrentan los afectados en Valencia

El suceso pone de nuevo encima de la mesa la necesaria revisión de los seguros y la complejidad que le supone al consumidor dar con el producto adecuado

El incendio en Valencia nos sitúa de nuevo ante la realidad aseguradora de nuestro país, hasta qué punto el consumidor dispone de las coberturas adecuadas ante un siniestro de tal envergadura, magnitud y dramatismo como el sucedido en la tarde de ayer. Un primer asunto que habrá que aclarar es qué hacer para reparar a los afectados, si la reconstrucción de sus viviendas o empezar de cero con las indemnizaciones correspondientes y ayudas que tendrán que ponerse encima de la mesa.

Porque todo dependerá, finalmente, de las coberturas contratadas, que nunca pueden exceder del valor del inmueble. Además, el contrato de seguro de hogar individual entrará en concurrencia de seguros con el del edificio, pero hay que tener en cuenta que no suman sus capitales asegurados.

Otra cuestión a tener en cuenta es que la desaparición de la vivienda no implica la eliminación del préstamo: hay que seguir asumiendo las cuotas de la hipoteca, o en todo caso a la solución que nos plantee el seguro o la entidad bancaria. La Ley de Contrato de Seguro regula el derecho de los acreedores hipotecarios y, en caso de hipoteca, el banco tiene un derecho especial como acreedor preferente ante el asegurador.

En este sentido, instamos a que las entidades prestatarias, en este caso, apliquen las carencias necesarias y la flexibilidad para dar alternativas viables a las decenas de afectados.

Finalmente, y como ya sucediera en el Volcán de La Palma, nos queda la desoladora realidad de quienes no contaran con un seguro, que quedan a expensas de las ayudas que articulen las administraciones públicas.

Es conveniente que revisemos los seguros que nos garantizan las coberturas adecuadas, pero también hay que recordar que existen malas prácticas en el sector, sobre todo, a la hora de informar al asegurado en la fase la comercialización. A menudo se pone el foco en el precio, sin entrar en el contenido de las coberturas, y son tantos y tan variados los productos que es muy difícil para un consumidor comparar entre un seguro y otro. Lo barato puede salir caro.

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